viernes, 26 de noviembre de 2010

¿En qué medida nos da nuestros sentidos un conocimiento total del mundo tal como es verdaderamente?

Por: MAYRA ALEJANDRA CORDOVA GILES

A lo largo del tiempo las cosas del mundo físico siempre han sido percibidas a través de los sentidos, siendo un medio a través del cual nos conectamos a la naturaleza y el mundo que nos rodea, de ello, muchos filósofos nos han dado a conocer distintas posturas acerca de éstos y la verdadera realidad.

Fundamentalmente se desarrolló en la disyuntiva entre racionalistas y empiristas, donde los primeros indicarán que los sentidos no son ninguna garantía y que más bien tienden a distorsionar los datos que a través de ellos captamos, mientras que los segundos objetarán diciendo que es el único medio real que tenemos de conocer nuestro entorno.

No obstante, existen posturas no tan extremas que señalan que los sentidos son un medio indudable de contacto y captación de las impresiones sensibles, pero que es la razón la que nos aporta la interpretación correcta a través de sus herramientas que son el pensamiento, el análisis y conclusión sobre lo que aprendemos. Pero, ¿qué hay más allá de ello? ¿Los sentidos nos brindarán un conocimiento total? o ¿existirá otro medio por el cual conoceremos la realidad?

Por consiguiente, para dar noción a estas preguntas, veamos las posturas de algunos filósofos de la historia:

“Nuestros sentidos sólo nos hablan del universo material y sensible, de ese mundo del que nosotros mismos formamos parte. Quien sólo dé crédito a las informaciones de los sentidos, desconocerá el mundo verdadero, ya que éste, en el que nosotros estamos, no es más que una pobre imitación del universo de las ideas”. PLATÓN (428-348 a.C.)                       

Desde un inicio, Platón sostiene que existen dos tipos de realidad: Un mundo sensible y otro de las ideas, este último es lo auténtico y verdaderamente real, el decía que el verdadero conocimiento es aquel que se tiene no acerca de las cosas sensibles, sino acerca de las ideas y no por medio de los sentidos, sino por medio de la reminiscencia, donde conocer es recordar lo que el alma vio en el mundo de las ideas.

Sin embargo, Aristóteles no compartió el mismo pensamiento, pronto su vigoroso sentido de la realidad y de los hechos empíricos lo llevan a abandonar las doctrinas de Platón:
    
“Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos”.
Para Aristóteles, los sentidos son la única fuente de conocimiento, porque a través de ellos, conocemos lo particular, es la base del cual la razón se encarga de abstraer las características esenciales y así formar lo universal.

 Es así que Aristóteles afirma concluyentemente que  el mundo existe con independencia de nosotros, asimismo éste posee exactamente las características  que nos muestran nuestros sentidos y nos revela nuestra inteligencia[1]. Lo cierto es que Aristóteles amaba la visión del mundo a través de nuestros sentidos, pero los sentidos nos engañan, dejando en duda la validez de la verdad.

Posteriormente surge la postura racionalista de René Descartes, donde se empieza a dudar del conocimiento sensible; señalando que no debemos confiar en ellos, porque los sentidos pueden engañarnos y darnos una imagen no coherente con la realidad. Aduciendo incluso, que la mente puede equivocarse si no actúa de manera correcta; por eso él acude a las verdades evidentes.

Descartes llegó a dudar inclusive de la existencia del mundo y el conocimiento racional, porque según él, por medio de éstos puede existir una especie de "genio maligno"  que se complazca en engañarnos. Como este filósofo dijo una vez:“Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez”[2].  

Concluyendo con los argumentos manifestados por estos filósofos, tenemos a Kant, aportando una nueva postura que pretendiera incluir en el tema de las posibilidades de conocer, la importancia tanto de los sentidos como de la razón, los cuales juegan un rol importante cuando percibimos el mundo, aduciendo que nuestra propia razón marca nuestra percepción del mundo.

Sin embargo, su conclusión final sobre “el mundo tal como es” o  “la cosa en sí” es que nunca la razón podrá tener acceso seguro a ella, por cuanto siempre miraremos el mundo a través de nuestros recursos personales que son los sentidos y la razón, alcanzando así el conocimiento de “la cosa para mí”, pero nunca podremos penetrar “la cosa en si” si es que esta existe. Concluyendo así que el ser humano puede entender pero no comprender la realidad, ya que la realidad va más allá de lo que conocemos.[3]

Entonces vemos que los sentidos son fiables como material de conocimiento, este conocimiento no es aplicado sólo a nivel sensorial, sino que mediante el razonamiento del hombre llega a constituirse como un conocimiento más preciso sobre el mundo que nos rodea. De modo que no se concebiría el idealismo platónico, la geometría y la naturaleza de las matemáticas si es que no hubiese sentidos. Es por eso que hasta los idealistas o racionalistas dependen de los sentidos, pero la diferencia radica en que ellos no se fían por completo de éstos.

En fin, queda claro que los sentidos son elementos iníciales para el conocimiento, pero esto no significa necesariamente que de ellos se dependa el conocimiento. Es aquí donde se genera el problema y de donde se hacen todas las discusiones filosóficas. Sin embargo, no se llegaría a nada respecto a los sentidos, sino a tesis filosóficas tradicionales vistas en un principio.

Ahora bien, los sentidos son necesarios a pesar de ponernos en contacto físicamente con los entes de la naturaleza; nos permiten también en ellos capturar una esencia que inclusive se puede intuir. Del mismo modo, nuestros sentidos fallan, un ejemplo es la creencia desde tiempos remotos que el  mundo y la tierra eran planos; pues así, desde hace siglos todas las mediciones que tomaban muchos astrónomos (empleando los sentidos), indicaban que la tierra era plana. Como sabemos hoy, la tierra es redonda, esto lo sabían muchos astrónomos como Copérnico, Galileo, entre otros, puesto que dejaron sus sentidos de lado y fueron a un estudio más profundo de la naturaleza de las cosas.    

De manera que, no siempre lo que detectan los sentidos es lo único que existe; no obstante, los sentidos son los principios de lo que se puede detectar. Sin embargo, con el ejemplo anterior, nos damos cuenta que hay cosas más allá de lo que nuestros sentidos puedan detectar; pero la razón, el espíritu y la sociedad del ser humano han evolucionado, y aun siguen trascendiendo cada vez más.[4]

 Ahora veamos acerca de las radiaciones dadas por las ondas, de las cuales el ser humano sólo ve una fracción minúscula de toda la radiación, que son los colores que observamos; mientras que otros animales captan una mayor parte de ésta, como lo son las ondas infrarrojas; entonces nos damos cuenta que nuestros sentidos sólo captan una parte de la realidad.

De lo mencionado anteriormente, es por ello que vemos ahora  aparatos científicos como infrarrojos, cámaras, telescopios, máquinas y demás que refuerzan nuestros sentidos y los hacen más óptimos; de manera que el ser humano, en cierto modo, ha dejado de lado sus sentidos utilizando la razón, y con ésta encontró cosas que nuestros sentidos no detectan, pero que si existen y que inclusive otros seres si lo detectan. [5]

Por otro lado, las creencias, emociones y sentimientos también influyen en nuestra percepción del mundo: cuando vemos imágenes o personas donde no las hay, cuando escuchamos sonidos y lo relacionamos con nuestros temores o sueños, asimismo cuando estamos alegres percibimos las cosas de nuestro entorno de manera positiva, mientras que cuando estamos tristes o deprimidos, lo vernos de un lado contradictorio. Así pues, queda señalada la susceptibilidad de nuestros sentidos respecto a nuestras creencias y emociones.

Entonces, si no podemos confiar ellos ¿en qué podemos confiar? Pues en realidad no siempre tiene que ser así. Tomando por ejemplo a los átomos, no creamos que los científicos los ven  mediante sus microscopios o a base de luz, un átomo es más pequeño que un fotón, así que prácticamente son “invisibles” por sí mismos; sin embargo, se descubrió su existencia mediante procedimientos científicos basados en la lógica. Pues lo mismo sucedió con el ejemplo anterior sobre las radiaciones, donde también el ser humano se respaldó utilizando la razón.

Asimismo, no podemos “ver” las matemáticas, a pesar de ello, es la ciencia más exacta que tenemos. Por lo que si buscamos una verdad aceptable por todos no solo se debe fiar en los sentidos, sino también respaldarse por la razón. En suma si se puede confiar en los sentidos que poseemos siempre y cuando luego se pase por un filtrado de razón y lógica, una especie de verificación, evidentemente a cosas que no sean tan comunes.

Son varias las causas por las cuales no podemos ver el mundo que nos rodea tal cual es, donde considero como una de las principales la agudeza sensorial de cada persona, en general en poca medida, casi imposible de percibir todo en todo momento, siendo difícil desarrollar y ampliar la percepción del mundo.

 Por otra parte, se ve también que la percepción del mundo, es decir, de la realidad, esta matizada por muchos factores de índole interno y externo. Por lo tanto, esa realidad va hacer diferente entre una persona y otra, consecuentemente la adaptación a su entorno también va a ser distinta.

Si bien las cosas no son lo que parecen, ni lo que son, debemos adentrarnos al conocimiento, con lo nuevos paradigmas, que nos ayudan a  comprender el universo. Estas nuevas concepciones, nos permiten establecer que no hay verdades eternas ni absolutas; por lo que es muy posible que en el futuro las verdades de hoy ya no sean verdades.

Asimismo, con el surgimiento de la Mecánica Cuántica, que explica el comportamiento de la materia y de la energía, reconocemos que los acontecimientos no pueden predecirse con completa precisión, sino que hay siempre un grado de incertidumbre, que no puede ser superado.

El cambio de paradigmas trae consigo un enfoque nítido en los problemas de la realidad, por lo que no se podría solucionar los problemas actuales con las soluciones del ayer, porque eso estaría indicando la incongruencia y terquedad del ser humano de seguir utilizando los mismos métodos, asimismo, la falta de ética con uno mismo y con los demás[6].

Ahora bien, para concluir, queda claro que los sentidos son necesarios como una base para conocer el mundo tal como es; sin embargo solo captan una parte de la realidad, por lo que no solo se debería fiar en ellos, sino también utilizar otros medios, donde éstos actuarían ayudados por la razón, la lógica, el pensamiento, las creencias, entre otros.

Y por último, debido que estos otros factores que intervienen en el conocimiento del mundo tal como es, vemos que los sentidos no serán siempre compartidos en la misma magnitud y extensión por otros sujetos, conque la realidad del mundo para las personas es radicalmente subjetiva, así que cada ser en el mundo vive su propia realidad.



[1]  ACFILOSOFIA (2000). ¿Es real lo que percibimos? Consultado en Julio, 2010 en http://www.acfilosofia.org/index.php/materialesmn/filosofia-y-ciudadania/80-el-ser-humano/215-ies-real-lo-que-percibimos.

[2]René Descartes (1641). “Meditaciones Metafísicas”.

[3] Grupo de propaganda marxista (GPM). La tradición metafísica. Consultado en Agosto, 2010 en http://www.nodo50.org/gpm/dialectica/02.htm

[4] Pedro Cisneros (2007). Los sentidos. Consultado en Agosto 8, 2010 en http://www.sociedadfilosofia.org/foro/showthread.php?t=139.

[5] Andrés Peterson (2006). Cuando la tecnología amplia uno de nuestros sentidos, se produce una nueva traslación de la cultura tan pronto como la nueva tecnología se interioriza. Consultado en Agosto 14, 2010 en www.dialogia.com.ar/unr/epicam/2006/05/cuando-la-tecnologia-amplia-un-1.html.
[6] Pablo Noriega. El problema de la verdad. Consultado en Agosto 29, 2010 en http://es.catholic.net/abogadoscatolicos/830/2876/articulo.php?id=28319.

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